La pandemia y su impacto en la cacería de subsistencia en el mayab contemporáneo

Desde su inicio, la pandemia por el virus SARS-COV-2 (COVID-19), también afectó nuestra interacción con la vida silvestre, obligándonos a redimensionar los grandes retos de conservación de la biodiversidad en el planeta (Bates et al. 2021). A lo largo del gran confinamiento humano durante la mitad de 2020, donde 54% de la población mundial redujo su movilidad y se resguardó por la pandemia, ésta empezó a generar una serie de efectos sociales sin precedentes, sobre especies y ecosistemas (Bates et al. 2021).

En la primera gran “antropausa” ligada a la pandemia (Rutz et al. 2020) y más allá del interés sobre la salud pública, se iniciaron prospecciones en todo el orbe cerca de la magnitud de la pandemia y sus posibles efectos sobre especies silvestres, servicios ecosistémicos y estrategias de vida en diferentes contextos socio-ecológicos (Reuter et al. 2022). Por ejemplo, en áreas protegidas orientadas a la conservación del capital natural, los efectos iniciales de la pandemia se observaron en la pérdida o disminución del salvaguardo (de por sí precario) de los recursos (flora y fauna) vulnerables a las alteraciones de su hábitat, o bien, al tipo o magnitud de su uso social (Bates et al. 2021).

En ambientes tropicales, el uso social de la fauna por el consumo de animales silvestres sigue siendo de suma importancia para la subsistencia alimentaria de la población rural (Petriello y Stronza 2020). En la Península de Yucatán, el uso de vertebrados terrestres (aves, mamíferos y reptiles) a través de la cacería de subsistencia (realizada de forma individual o grupal), constituye una práctica tradicional milenaria de la etnia maya. Esta cacería forma parte de la estrategia de vida campesina ligada al aprovechamiento agroforestal (e.g. cultivos de temporal, extracción de madera y miel, producción de carbón) para el sustento familiar (León y Montiel 2008, Petriello y Stronza 2020). Ante la pandemia, algunos aspectos de esa estrategia campesina parecían trastocarse para evitar o reducir contagios entre la población y lidiar con las restricciones de movilidad social que, consecuentemente, impactaron la precaria economía rural.

Tomando en cuenta esa posibilidad, durante el primer año de la pandemia logramos recabar información etnográfica en comunidades mayas que revelaba cambios o ajustes predecibles en la frecuencia, ejecución y blancos de caza en la actividad cinegética del campesino-cazador, para hacer frente a los embates socio-económicos y de salud pública ligados a la pandemia (Briceño-Méndez et al. 2021).

En el contexto del COVID-19, documentamos que la cacería de subsistencia en comunidades mayas se centró en blancos como el venado (Briceño-Méndez et al. 2021), mamífero con gran arraigo sociocultural en Mesoamérica. En comunidades de Calakmul Campeche, registramos incrementos (casi del 50%) no solo en la biomasa, sino también en la frecuencia de la caza de este venado durante la pandemia, en comparación con periodos previos (pre-pandemia). Por ejemplo, tan solo un trimestre (julio-septiembre 2020), registramos 26 presas de venado (equivalentes a 923 kg de biomasa animal), obtenidas principalmente en modalidades de caza individual practicada casi a diario por campesinos-cazadores locales (Briceño-Méndez et al. 2021).

Figura 1. Campesino-cazador en búsqueda de presas en el “monte” de Calakmul, Campeche. Nótese el uso de escopeta como apoyo principal en su práctica cinegética. Foto: M. Briceño

 

En comparación con otras 11 especies cinegéticas en áreas rurales de la Península de Yucatán (León y Montiel 2008), el venado, por su tamaño, no solo provee la mayor cantidad de biomasa de caza (“carne de monte”), sino también es más visible al ojo del cazador, siendo una especie comúnmente presente en el paisaje agroecológico (Burgos-Solís 2020). Su amplia presencia y aparente buen estado de conservación, hacen que ese venado pueda ser más susceptible a una mayor presión de caza en periodos aún prolongados, de mayor necesidad de recursos alimenticios para la población rural.

Figura 2. Presas de venado cola blanca (izquierda) junto con otros vertebrados como faisán y tepezcuintle (derecha), obtenidos en dos eventos de caza individual a inicios de la pandemia por COVID-19 en Calakmul, Campeche, México. Ante la pandemia, se ha documentado que el campesino-cazador ha privilegiado practicar la cacería individual (e.g.; acecho y nocturna) sobre la grupal (“batida”) para lidiar, sobre todo, con el riesgo de contagio entre los participantes de esta práctica de subsistencia (Briceño-Mendez et al. 2021). Fotos: M. Briceño

 

Después de la pérdida del hábitat, la sobreexplotación de especies (e. g. cacería comercial) constituye una amenaza para la fauna tropical, conllevando graves afectaciones a las poblaciones silvestres (Gallego-Zamorano et al. 2020). Ante este escenario, la pandemia por COVID-19 pudo intensificar las presiones sociales sobre la fauna tropical, pasando de ser un recurso de subsistencia a uno de “emergencia” como consecuencia de las restricciones de movilidad social, falta de empleos, o bien, limitaciones productivas para la población rural, con énfasis en especies altamente demandadas en tiempos críticos (Briceño-Méndez et al. 2021).

Si bien los efectos directos e indirectos de esta pandemia sobre la fauna silvestre podrían asociarse con la alteración de una demanda social en general, tales efectos cobran particular importancia para la población que usualmente depende de los animales silvestres para sobrevivir.

En investigaciones futuras es imprescindible identificar tendencias en la dinámica poblacional de las especies objeto de fuerte presión de cacería en áreas rurales, incluyendo aquellas adyacentes a grandes reservas ecológicas (Briceño-Méndez et al. 2021). Así, resulta entonces importante analizar la cacería de subsistencia y conocer la forma en que los campesinos-cazadores utilizan los recursos faunísticos actualmente, y su percepción social a corto, mediano y a largo plazo, particularmente sobre especies de suma importancia para la alimentación rural. La presión social de la cacería, incluida la de subsistencia, podría afectar la abundancia y distribución de vertebrados terrestres en contextos socio-ecológicos complejos como los observados hasta ahora con la reciente pandemia (Gallego-Zamorano et al. 2020).

De esta forma, se revela la necesidad de contribuir a desarrollar una estrategia global e integrada para proteger la salud humana, considerando los recursos disponibles, las prácticas extractivas y su percepción socio-cultural hacia la llamada “nueva normalidad” (Buxton et al. 2020). Esto no escapa al contexto del uso social de la fauna silvestre enclavada en la subsistencia cotidiana de la población rural.

En el Laboratorio de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (LAECBIO) del Cinvestav-Mérida, estamos abriendo paso a un nuevo ámbito de investigación sobre los ajustes sociales en las prácticas extractivas (e.g. cacería de subsistencia) y sus impactos potenciales sobre especies cinegéticas (e.g. venado cola blanca), vinculados a los efectos colaterales de la pandemia en el entorno rural de Yucatán.  Desde la ecología humana, buscamos continuar con la identificación de tendencias socioambientales en la cacería de subsistencia, para evaluar su grado de resiliencia en el Mayab contemporáneo.

 

Bibliografía citada

Briceño-Méndez, M., Contreras-Perera, Y., y S. Montiel. 2021. Subsistence Hunting During the COVID-19 Pandemic: The Case of the White-Tailed Deer (Odocoileus virginianus) in Rural Communities of Calakmul, Campeche, Mexico. Tropical Conservation Science 1:4

Burgos-Solís, Y. J. 2020. La cacería del venado cola blanca (Odocoileus virginianus) percepción social y abundancia en una comunidad Maya de Campeche. Tesis de maestría. Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN. Unidad Mérida. México.

Buxton, Rachel T., Bergman, Jordanna N., Lin, Hsien-Yung, Binley Allison D., Avery-Gomm Stephanie S., Richard Roche., Dominique, G. Bennett y R. Joseph. 2020. Three lessons conservation science can learn from the COVID-19 pandemic. Conservation. Biological. 34:1331-1332.

Bates, A., Primack, R., Biggar, B., Bird, T., Clinton, M., Command, R., Richards, C., et.al. 2021. Global COVID-19 lockdown highlights humans as both threats and custodians of the environment. Biological Conservation. 263:1-18.

Gallego‐Zamorano, J. Benítez‐López, A. Santini, L. Jelle P. Hilbers, Mark A. J. Huijbregts, Aafke y M. Schipper. 2020. Combined effects of land use and hunting on distributions of tropical mammals. Conservation Biological.  34: 1271–1280.

León, P. y S. Montiel. 2008. Wild meat use and traditional hunting practices in a rural 271 mayan community of the Yucatan Peninsula, Mexico. Human Ecology 36:249–25.

Petriello M.A, y A. L. Stronza. 2020. Campesino hunting and conservation in Latin America. Conservation Biological. 34:338-353.

Reuter, K.E.; Andriantsaralaza, S.; Hansen, M.F.; LaFleur, M.; Jerusalinsky, L.; Louis,E.E., Jr.; Ratzimbazafy, J.; Williamson, E.A.; Mittermeier, R.A. 2022. Impact of the COVID-19 Pandemic on Primate Research and Conservation. Animals 12:12-14.

Rutz, C., Loretto, M. C., Bates, A.E., Davidson, S.C., Duarte, C.M., Jetz, W., Johnson, M., Kato, A., Kays, R., Mueller, T., Primack, R.B., Ropert-Coudert, Y., Tucker, M.A., Wikelski, M., Cagnacci, F., 2020. COVID-19 lockdown allows researchers to quantify the effects of human activity on wildlife. Nature Ecology & Evolution. 4: 1156–1159.