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Sección Inicio Especiales El sexo y la edad afectan la depresión y su tratamiento
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El sexo y la edad afectan la depresión y su tratamiento

Alonso Fernández Guasti
  • Karina Galache
  • 17 septiembre, 2025
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La depresión

La depresión es un trastorno afectivo caracterizado por un bajo estado de ánimo, anhedonia o pérdida de interés en la mayoría de las actividades que resultaban placenteras, y desesperanza, que se define como un estado psicológico con expectativa negativa sobre el futuro, que generalmente conduce a una sensación de inutilidad y dificultad para encontrar soluciones a los problemas (1). Estos síntomas pueden ir acompañados de cambios somáticos, como alteraciones en el peso corporal o en los ciclos sueño-vigilia. La depresión es un trastorno psiquiátrico común y grave que afecta aproximadamente a 280 millones de personas en todo el mundo (2).

Las bases bioquímicas y moleculares de la depresión no se conocen, pero se cree que en la mayoría de los casos ocurre por una disminución en la transmisión de los neurotransmisores monoaminérgicos como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, ya que los tratamientos más comunes implican inhibidores de la recaptura de monoaminas, agentes multimodales (con varios sitios de acción sobre los sistemas monoaminérgicos), antidepresivos tricíclicos -también inhibidores de la recaptura de monoaminas-, inhibidores de las enzimas que degradan a las monoaminas o antidepresivos atípicos que bloquean o estimulan algunos receptores monoaminérgicos específicos (Tabla 1). En la actualidad existen en el mercado dos antidepresivos que no actúan en los sistemas monoaminérgicos, la agomelatina que es un agonista melatoninérgico y la ketamina que es un antagonista de los receptores NMDA glutamatérgicos. El desarrollo de otras moléculas con acciones terapéuticas antidepresivas que no involucran a los sistemas monoaminérgicos es muy prometedor.

Tabla 1. Principales antidepresivos utilizados en la práctica clínica. Los fármacos marcados en negrillas se mencionan en el presente artículo.

La prevalencia de la depresión es dos veces mayor en las mujeres adultas jóvenes en comparación con los hombres, y esta diferencia aumenta hasta cinco veces en sujetos de mediana edad (1).

Los síntomas de la depresión también difieren de acuerdo con el género; las mujeres muestran más trastornos del apetito y del sueño, fatiga, ansiedad e hipocondría que los hombres. Los hombres deprimidos muestran más conductas antisociales, abuso de sustancias y consumación del suicido.  Además, las mujeres muestran depresión claramente relacionada con cambios en los niveles de las hormonas durante el ciclo menstrual y el posparto, y en ambos sexos aumenta la incidencia de esta enfermedad en edades avanzadas caracterizadas por una disminución gradual, para el caso de los varones, o drástica, para el caso de las mujeres en los niveles de hormonas sexuales.

 

Tratamientos farmacológicos

Diversos estudios clínicos sugieren que los fármacos antidepresivos producen acciones terapéuticas diferenciales en ambos sexos. Así, por ejemplo, los antidepresivos tricíclicos producen una respuesta menor en las mujeres jóvenes en comparación con los hombres de la misma edad o con las mujeres tratadas con inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Por el contrario, las mujeres en general responden y toleran mejor los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS) que los hombres; mientras que los hombres toleran mejor la imipramina (un antidepresivo tricíclico). En línea, las mujeres muestran una mejor respuesta a los ISRS (fluoxetina, FLX o citalopram, CIT) que a los inhibidores de la recaptura de noradrenalina y serotonina (IRSN), mientras que los hombres responden de manera similar a ambos fármacos.

 

Cambios con la edad

La depresión es común en personas mayores, con una prevalencia que oscila entre el 22 y el 46% en individuos mayores de 65 años. Además, los pacientes deprimidos viejos son menos propensos a mostrar ansiedad, irritabilidad o inquietud; manifiestan el síndrome de agotamiento, caracterizado por pérdida de interés y de energía, desesperanza, impotencia y retardo psicomotor, que se observa con más frecuencia en las mujeres que en los hombres. Esta observación adquiere relevancia, ya que la población geriátrica mundial está aumentando y sólo en Estados Unidos, la tasa más alta de suicidios asociados con la depresión se encuentra en hombres mayores de 65 años y la tasa se duplica a los 85 años.

La eficacia de los fármacos antidepresivos en pacientes ancianos no se ha evaluado de manera sistemática. La farmacoterapia de primera línea para esta población son los ISRS (1,3) como la FLX, el CIT, la sertralina y la paroxetina (4). Estos compuestos son relativamente seguros ya que tienen pocos efectos secundarios como náuseas, diarrea y disfunción sexual. En comparación con su contraparte joven, los pacientes envejecidos presentan una efectividad terapéutica reducida frente a los ISRS (4), acompañada de un incremento en los efectos indeseados (3).

La disminución de las acciones terapéuticas de los antidepresivos comienza en la mediana edad como una reducción modesta que se incrementa en la senectud (5). En la población de mayor edad no se ha analizado sistemáticamente el posible efecto diferencial de los fármacos antidepresivos de acuerdo con el sexo, pero algunos reportes sugieren que las mujeres mayores, con una media de edad de 89 años, responden mejor que los varones de edad avanzada a los ISRS.

 

 ¿Cómo estudiamos la influencia del sexo y la edad en las acciones de los antidepresivos?

En el laboratorio estudiamos posibles diferencias de sexo y de edad en la acción de compuestos antidepresivos en modelos animales de depresión. Cabría preguntarse si la depresión puede modelarse en animales de laboratorio. La respuesta es parcial, hay aspectos de esta enfermedad que sí se pueden modelar y otros que son exclusivos de los seres humanos. Por ejemplo, la anhedonia o pérdida de la capacidad para experimentar placer ante situaciones que antes resultaban retribuyentes, la desesperanza o pérdida de interés por buscar alternativas para resolver problemas, y los cambios somáticos como la ingesta de alimentos o los ciclos de sueño vigilia, son síntomas que se pueden modelar en animales. Sin embargo, las ideas suicidas, la tristeza, los sentimientos de culpa o el ánimo deprimido son características que sólo se presentan en el ser humano. En el laboratorio usamos modelos de exposición a estrés que después de un tiempo inducen conductas de desesperanza y de anhedonia. Esto es, la exposición al estrés produce conductas que denotan depresión como desesperanza o anhedonia.

 

Diferencias de sexo y edad en los modelos animales de depresión

Sexo

De manera consistente, las hembras muestran mayor sensibilidad a los efectos anhedónicos del estrés que los machos (6). Cabe aclarar que al hacer comparaciones entre sexos es importante considerar la fase del periodo endócrino en que se encuentran las hembras, ya que muchas conductas tienen variaciones dependientes de los cambios hormonales en niveles de estradiol y progesterona. La diferencia sexual en la desesperanza también se observa en la cepa de ratas Flinders, un modelo genético propuesto para estudiar la depresión, mientras que la mayor sensibilidad de las hembras a los efectos del estrés concuerda con otros estudios que reportan que las ratas macho adultas jóvenes son menos susceptibles a la anhedonia inducida por el estrés crónico moderado que las hembras jóvenes o viejas o que los machos envejecidos (7,8). Esta mayor susceptibilidad de las hembras a desarrollar anhedonia también está de acuerdo con las publicaciones clínicas que señalan que en las mujeres hay una mayor prevalencia de depresión que en los varones (ver arriba).

Edad

Aunque es imposible establecer de manera análoga correlaciones de edad entre ratas y humanos, la mayoría de los estudios con ratas envejecidas incluyen animales de alrededor de un año. La esperanza de vida de los roedores de laboratorio es de unos 24-34 meses, y es difícil y costoso mantener a los animales senescentes. Sin embargo, esta información es esencial en los estudios que evalúan las diferencias etarias entre los sexos y la depresión. En varios estudios hemos incluido animales adultos jóvenes (3-5 meses), de mediana edad (12-15 meses) y senescentes (23-25 meses), y reportamos que en ambos sexos en la vejez existen mayores niveles de desesperanza (7,8)  y de anhedonia que en los adultos jóvenes (7,9). La comparación entre sexos en los sujetos viejos mostró que el grupo de las ratas hembra es la población más susceptible para desarrollar anhedonia (7).

 

¿Son las hormonas gonadales responsables de estas diferencias de sexo y edad?

Las hormonas gonadales ejercen dos tipos de acciones sobre el cerebro: las acciones organizacionales, que son aquéllas que ocurren durante los períodos críticos del desarrollo, particularmente antes o muy poco después del nacimiento, y resultan en cambios estructurales y funcionales permanentes en el sistema nervioso (10). Esta exposición hormonal temprana organiza los circuitos neuronales de una manera específica para cada sexo, sentando las bases para las diferencias sexuales en varias respuestas fisiológicas y conductuales. Recordemos que en los mamíferos la definición del sexo ocurre principalmente por la carga genética. En el caso de los machos, el cromosoma Y promueve el desarrollo del testículo que secreta andrógenos desde etapas muy tempranas de vida.  Por el contrario, las acciones activacionales de los esteroides sexuales son transitorias y ocurren en la edad adulta (10). Estas acciones incluyen la activación de estructuras o circuitos que han sido organizados previamente. En la clínica es imposible hacer manipulaciones experimentales para estudiar si las diferencias entre los sexos en la prevalencia de la depresión y en la respuesta a diferentes fármacos depende de las acciones organizacionales o activacionales de las hormonas gonadales. En los modelos animales es posible hacer estas manipulaciones.

Como se mencionó, las hembras, en comparación con los machos, son más susceptibles a desarrollar conductas depresivas después de exponerse a estrés. Las hembras que carecen de ovarios (ovariectomizadas) naturalmente no producen estradiol y progesterona, y son aún más susceptibles que su contraparte intacta. Hemos sugerido que esta sensibilidad aumentada de las hembras que carecen de hormonas ováricas se debe a la protección que ofrecen los estrógenos naturales (11) y a su papel importante en la neurogénesis que se produce en el hipocampo (12), es  decir, se debe a sus acciones activacionales. En los machos, en contraste, la orquidectomía o extirpación de los testículos en la edad adulta no modifica los niveles de desesperanza (13), ni afecta su vulnerabilidad para desarrollar anhedonia (14).

Sin embargo, la castración neonatal, que resulta en un macho que cuando adulto muestra un cerebro endócrino femenino, con secreción cíclica de gonadotrofinas, provoca que este sujeto muestre niveles de desesperanza similares a los de una hembra. En otras palabras, en los machos, el aumento de la conducta de desesperanza depende de la acción organizacional de las hormonas gonadales (13).

Una de las características del proceso de envejecimiento -según algunos autores, la primera- es la disminución en los niveles de esteroides producidos por las gónadas. Se ha sugerido que este proceso tiene funciones biológicas concretas, específicamente reducir las probabilidades de reproducción que traerían consecuencias graves tanto para la madre como para la cría. En la rata hembra la producción de estrógenos continúa durante toda la vida. Alrededor de los 9-11 meses disminuye la secreción de progesterona, la hormona de la gestación, y surgen los ciclos vaginales irregulares que eventualmente terminan en la pérdida de la ciclicidad.

Cabe mencionar que en mujeres de alrededor de 50 años es cuando existe la mayor prevalencia de depresión. Varios autores han sugerido que la pérdida de las hormonas sexuales podría ser la responsable de este incremento. En ratas hembra envejecidas intactas y ovariectomizadas la administración de estradiol produce un claro efecto antidepresivo (7). En machos, incluidas las ratas y los humanos, los niveles de testosterona decaen lentamente a lo largo de la edad, lo que coincide con un aumento en la prevalencia de depresión. Esta asociación entre niveles de testosterona y estado depresivo, además, se encuentra respaldada por observaciones en hombres con niveles bajos de andrógenos que muestran niveles mayores de depresión (15) .

En un experimento en el laboratorio probamos si la mayor susceptibilidad de los machos viejos a desarrollar anhedonia -tras la aplicación de estresores- dependía de sus niveles bajos de testosterona. Para ello se les administró este andrógeno en el rango de los sujetos jóvenes y se encontró que los animales viejos con niveles altos de testosterona no desarrollan anhedonia (14). De estos resultados podemos concluir que las hormonas gonadales sí son responsables de las diferencias sexuales y de edad en la aparición de algunos síntomas de la depresión.

Cuadro 1. Diferencias sexuales en la depresión y algunos de sus tratamientos.

 

Efectos de los antidepresivos

Los fármacos más comúnmente prescritos para tratar la depresión son los ISRS, como la FLX o el CIT (3), seguidos de lejos por los antidepresivos tricíclicos, como la desipramina (DMI) o la imipramina. Los blancos farmacológicos de los antidepresivos tricíclicos son los transportadores de norepinefrina y los de serotonina, pero también se unen a los receptores α1 adrenérgicos y H1 histaminérgicos, lo que provoca efectos secundarios motores, mareos, somnolencia y sedación. Por el contrario, los ISRS tienen baja afinidad por dichos receptores. En cambio, los ISRS pueden producir efectos indeseados como náuseas, diarrea y disfunción sexual como consecuencia de la activación de diferentes receptores serotoninérgicos. Cabe aclarar que después del tratamiento con uno solo de estos antidepresivos, más de la mitad de los pacientes no logran la remisión completa de los síntomas depresivos. Además, en los pacientes que muestran una respuesta adecuada, pueden persistir síntomas residuales como ansiedad, lo que conduce a una recaída de la depresión.

La combinación de antidepresivos de diferentes clases farmacológicas se ha sugerido como estrategia para mejorar la respuesta al tratamiento. Un ejemplo de ello es la combinación de mirtazapina, un antidepresivo con acciones noradrenérgicas y serotoninérgicas, y el inhibidor de la recaptura de serotonina y noradrenalina, venlafaxina (Tabla 1). Algunos estudios han reportado una alta eficacia de la combinación de dosis terapéuticas de estos antidepresivos desde el inicio del tratamiento, o por la adición de mirtazapina cuando la monoterapia con venlafaxina muestra una respuesta deficiente.

Sexo

Cómo se mencionó, ambos sexos responden al tratamiento con estos antidepresivos; sin embargo, las mujeres parecen responder mejor a los ISRS, mientras que los varones lo hacen a fármacos con acciones noradrenérgicas.

En el laboratorio estudiamos los efectos diferenciales dependientes del sexo y de la edad de estos antidepresivos y encontramos que la FLX, por ejemplo, produce un efecto antidepresivo en hembras con dosis más bajas que en los machos. Es decir, las hembras son más sensibles al efecto antidepresivo de FLX (8). Además, encontramos que el tratamiento crónico con la combinación de mirtazapina y venlafaxina produjo un efecto similar después de tres semanas en machos y hembras (6). Sin embargo, las ratas macho comenzaron a responder luego de una semana de tratamiento, mientras que en las hembras tras dos semanas de tratamiento apenas hubo un ligero efecto para revertir la anhedonia que alcanzó valores control hasta después de tres semanas. Así, el efecto antidepresivo tardó más en aparecer en las hembras que en los machos (6). En la clínica, también existe evidencia de que las mujeres requieren de un tratamiento más prolongado con venlafaxina en comparación con los hombres.

En las hembras adultas jóvenes el efecto de los fármacos antidepresivos no depende de la presencia de hormonas ováricas; se presenta de la misma manera en hembras intactas (con ovarios) que en hembras ovariectomizadas. Sin embargo, en los machos adultos jóvenes, el efecto antidepresivo de la FLX y de la DMI depende de la presencia de hormonas testiculares, ya que no se presenta en machos castrados (16). En esta serie de estudios encontramos que el efecto antidepresivo de la DMI, un fármaco con acciones noradrenérgicas, se restaura en animales orquidectomizados después del tratamiento con testosterona o estradiol, mientras que el de la FLX lo hace sólo después del tratamiento con estradiol (17).

Edad

De manera general, en la clínica se ha observado que el tratamiento antidepresivo en los pacientes ancianos requiere de tiempos más prolongados para producir su efecto que en los jóvenes. Además, es importante considerar que los efectos adversos de los antidepresivos en los ancianos pueden tener consecuencias fatales. Se ha sugerido que la respuesta a los ISRS es deficiente en ancianos deprimidos debido a alteraciones dependientes del envejecimiento del sistema serotoninérgico a nivel central.

Los animales de edad media, con independencia de su sexo, son menos sensibles a las acciones antidepresivas de la FLX en comparación con sujetos adultos jóvenes. En los animales seniles, la FLX produce un efecto en las hembras que no se observó en los machos (8,18).  Con relación a otro antidepresivo, la DMI, hallamos que los machos de mediana edad son menos sensibles a las acciones antidepresivas, en comparación con sujetos adultos jóvenes, mientras que, en animales viejos el fármaco tampoco fue efectivo. La coordinación motora se vio alterada sólo con DMI en ratas seniles. Estos hallazgos están en concordancia con las observaciones clínicas que muestran un efecto antidepresivo reducido en pacientes de edad avanzada (5) y un aumento de los efectos secundarios de los antidepresivos tricíclicos.

Por último, evaluamos la eficacia antidepresiva del CIT en sujetos jóvenes y de mediana edad que desarrollaron anhedonia (19). Este fármaco tiene características favorables para tratar a los pacientes ancianos dada su: 1) alta selectividad por el transportador de serotonina (SERT), lo que reduce los efectos colaterales, 2) bajo riesgo de provocar interacciones farmacológicas y 3) cinética lineal en su rango terapéutico, lo que permite controlar la dosis administrada.

Se encontró que, en los animales adultos jóvenes, el CIT tuvo un efecto antidepresivo a partir de la primera semana de tratamiento, mientras que en los sujetos de mediana edad el efecto antidepresivo comenzó a ser evidente hasta la segunda semana, sin llegar a alcanzar el nivel que se observa en los animales control, incluso después de tres semanas de tratamiento.

 

Mecanismos posibles

En el laboratorio hemos analizado algunos mecanismos posibles que expliquen la interacción de hormonas sexuales con los antidepresivos.

Sexo

Uno de los mecanismos posibles a través de los que las hormonas gonadales, fundamentalmente los estrógenos, promueven una acción antidepresiva en hembras es la neurogénesis hipocampal (12). Claramente la administración de estradiol promueve la supervivencia celular y la neurogénesis. Un segundo mecanismo no excluyente, sería el desarrollo del árbol dendrítico. Los estrógenos incrementan la acción de los antidepresivos, como la FLX, en el crecimiento y elaboración de este árbol dendrítico (12).

Con relación a los machos adultos jóvenes, sabemos que, en contraste con las hembras, la acción antidepresiva de los fármacos con acciones serotoninérgicas (FLX y clomipramina) dependen de la presencia de estrógenos, pues la castración o la inhibición del complejo enzimático aromatasa que convierte andrógenos en estrógenos, previene su acción antidepresiva (17). En contraste, el efecto antidepresivo de fármacos que actúan predominantemente en el sistema noradrenérgico, como la DMI, depende de andrógenos y de estrógenos (17).

Edad

En animales envejecidos del sexo masculino hemos analizado la densidad del transportador a serotonina, el blanco neurofarmacológico de los ISRS, y encontramos que, en los sujetos de mediana edad, en contraste con los jóvenes, existe una reducción de la expresión del SERT en la corteza prefrontal, el septum lateral, el hipocampo y el rafe (20). Después de restituir con testosterona, esta disminución del SERT se revirtió sólo en el rafe dorsal, un hallazgo relevante ya que esta estructura juega un papel importante en la acción antidepresiva de los ISRS.

 

 

Conclusión

El cuadro 1 resume los resultados reportados. En la clínica es difícil aclarar la relevancia de la interacción entre el sexo, la edad y los antidepresivos, ya que la mayoría de los reportes no abordan este tema. No está claro si la escasez de informes se debe a que no se han examinado las diferencias o a que no se notifican los resultados negativos. Por último, aunque las diferencias de sexo en la respuesta al tratamiento no son muy grandes en los adultos jóvenes, pueden aumentar en pacientes de mediana edad o ancianos que son mucho más susceptibles a desarrollar depresión.

Estos hallazgos sugieren que el sexo debe guiar el uso clínico de antidepresivos, particularmente en los ancianos. Los resultados de esta serie de estudios plantean la posibilidad de que los antidepresivos interactúen con hormonas sexuales, y por lo tanto funcionen de manera diferente en hombres y mujeres de diferentes edades. Hay mucho campo de investigación en este tema, pues se sabe poco de los posibles efectos diferenciales de fármacos antidepresivos que no actúan en los sistemas monoaminérgicos de acuerdo con el sexo y con la edad. Además, es muy importante que en cualquier grupo de edad se reconozca a la depresión como una enfermedad que merece atención médica supervisada.

 

Referencias

  1. Practice Guideline for the Treatment of Patients With Major Depressive Disorder. American Psychiatric Association; 2010.
  2. Organizacion Mundial de la Salud. Depresión [Internet]. 2023. Available from: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression
  3. Coupland C, Dhiman P, Morriss R, Arthur A, Barton G, Hippisley-Cox J. Antidepressant use and risk of adverse outcomes in older people: population based cohort study. BMJ. 2011 Aug 2;343(aug02 1):d4551–d4551.
  4. Nelson JC, Delucchi K, Schneider LS. Efficacy of Second Generation Antidepressants in Late-Life Depression: A Meta-Analysis of the Evidence. Am J Geriatr Psychiatry. 2008 Jul;16(7):558–67.
  5. Tedeschini E, Levkovitz Y, Iovieno N, Ameral VE, Nelson JC, Papakostas GI. Efficacy of Antidepressants for Late-Life Depression: A Meta-Analysis and Meta-Regression of Placebo-Controlled Randomized Trials. J Clin Psychiatry. 2011 Dec 15;72(12):1660–8.
  6. Álvarez-Silva A, Rodríguez-Manzo G, Reyes R, Fernández-Guasti A. Combination of low doses of mirtazapine plus venlafaxine produces antidepressant-like effects in rats, without affecting male or female sexual behavior. Psychopharmacology (Berl). 2025 Jan;242(1):189–204.
  7. Récamier-Carballo S, Estrada-Camarena E, Reyes R, Fernández-Guasti A. Synergistic effect of estradiol and fluoxetine in young adult and middle-aged female rats in two models of experimental depression. Behav Brain Res. 2012 Aug;233(2):351–8.
  8. Fernández-Guasti A, Olivares-Nazario M, Reyes R, Martínez-Mota L. Sex and age differences in the antidepressant-like effect of fluoxetine in the forced swim test. Pharmacol Biochem Behav. 2017 Jan;152:81–9.
  9. Herrera-Pérez JJ, Martínez-Mota L, Fernández-Guasti A. Aging increases the susceptibility to develop anhedonia in male rats. Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2008 Dec;32(8):1798–803.
  10. McCarthy MM, Nugent BM, Lenz KM. Neuroimmunology and neuroepigenetics in the establishment of sex differences in the brain. Nat Rev Neurosci. 2017 Aug;18(8):471–84.
  11. Estrada-Camarena E, López-Rubalcava C, Vega-Rivera N, Récamier-Carballo S, Fernández-Guasti A. Antidepressant effects of estrogens: a basic approximation. Behav Pharmacol. 2010 Sep;21(5–6):451–64.
  12. Vega-Rivera NM, Fernández-Guasti A, Ramírez-Rodríguez G, Estrada-Camarena E. Effect of sub-optimal doses of fluoxetine plus estradiol on antidepressant-like behavior and hippocampal neurogenesis in ovariectomized rats. Psychoneuroendocrinology. 2015 Jul;57:113–24.
  13. Gómez ML, Martínez-Mota L, Estrada-Camarena E, Fernández-Guasti A. Influence of the brain sexual differentiation process on despair and antidepressant-like effect of fluoxetine in the rat forced swim test. Neuroscience. 2014 Mar;261:11–22.
  14. Herrera-Pérez JJ, Martínez-Mota L, Chavira R, Fernández-Guasti A. Testosterone prevents but not reverses anhedonia in middle-aged males and lacks an effect on stress vulnerability in young adults. Horm Behav. 2012 Apr;61(4):623–30.
  15. Almeida OP, Yeap BB, Hankey GJ, Jamrozik K, Flicker L. Low Free Testosterone Concentration as a Potentially Treatable Cause of Depressive Symptoms in Older Men. Arch Gen Psychiatry. 2008 Mar 1;65(3):283.
  16. Martı́nez-Mota L, Fernández-Guasti A. Testosterone-dependent antidepressant-like effect of noradrenergic but not of serotonergic drugs. Pharmacol Biochem Behav. 2004 Aug;78(4):711–8.
  17. Martínez Mota L, Cruz Martinez J, Marquez Baltazar S, Fernandez Guasti A. Estrogens participate in the antidepressant-like effect of desipramine and fluoxetine in male rats. Pharmacol Biochem Behav. 2008 Jan;88(3):332–40.
  18. Olivares-Nazario M, Fernández-Guasti A, Martínez-Mota L. Age-related changes in the antidepressant-like effect of desipramine and fluoxetine in the rat forced-swim test. Behav Pharmacol. 2016 Feb;27(1):22–8.
  19. Herrera-Pérez JJ, Martínez-Mota L, Fernández-Guasti A. Aging impairs the antidepressant-like response to citalopram in male rats. Eur J Pharmacol. 2010 May;633(1–3):39–43.
  20. Herrera-Pérez JJ, Fernández-Guasti A, Martínez-Mota L. Brain SERT Expression of Male Rats Is Reduced by Aging and Increased by Testosterone Restitution. Neurosci J. 2013 Dec 18;2013:1–8.

 

Glosario

Ovariectomía: extirpación de los ovarios.

Hormonas gonadales: hormonas que producen las gónadas, estrógenos, progesterona y testosterona.

Neurogénesis: proceso de formación de nuevas neuronas.

Orquidectomía:  extirpación de los testículos.

Gonadotrofinas:  hormonas producidas por la hipófisis que estimulan a las gónadas para producir hormonas gonadales. Las hembras tienen una secreción cíclica y los machos tónica.

Hipogonadales: sujetos del sexo masculino con bajos niveles de andrógenos circulantes.

Eugonadales: sujetos del sexo masculino con niveles normales de andrógenos circulantes.

Remisión completa: desaparición de todos los signos y síntomas en respuesta a un tratamiento.

Síntomas residuales: síntomas que persisten después de un tratamiento, a pesar de que el paciente se sienta razonablemente bien.

Árbol dendrítico: ramificación de las dendritas, que son prolongaciones de las neuronas, que reciben impulsos nerviosos.

Complejo enzimático aromatasa: serie de enzimas encargadas de convertir andrógenos en estrógenos.

 

Abreviaturas

ATC: Antidepresivos tricíclicos

CIT: Citalopram.

DMI: Desipramina.

E: Estradiol

FLX: Fluoxetina.

IMAO: Inhibidores de la monoaminooxidasa.

IRSN: Inhibidores de la recaptura de serotonina y noradrenalina.

ISRS: Inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina.

MTZ: Mirtazapina

ORX: Orquiectomía

OVX: Ovariectomía

SERT: Transportador a serotonina

T: Testosterona

VLF: Venlafaxina

 

*Foto de portada creada con Chat GPT

 

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Alonso Fernández Guasti

Doctor en ciencias. Profesor del Cinvestav desde 1983, ha cultivado el área de diferencias sexuales en el efecto de psicofármacos desde 1990. Departamento de Farmacobiología, Cinvestav-sede sur.

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